Cuando la evaluación nos compromete al cambio social

¿Para qué evaluamos nuestros proyectos? ¿Sólo para presentar bonitos informes, que nos dejen bien parados ante nuestros superiores, las agencias donantes o el organismo de gobierno que subvencionó la actividad? Solemos pasar largas semanas de trabajo evaluando nuestros proyectos, preparando informes, llenando planillas, auditando resultados. Seguramente ponemos todo nuestro esfuerzo y compromiso para que no nos quede detalle de la evaluación afuera. Pero, ¿qué pasa con nuestro compromiso con el proyecto en sí? ¿Y con las organizaciones y comunidades con las cuales trabajamos? ¿Ocupa este compromiso un lugar en nuestras preocupaciones en torno a la evaluación de un proyecto o programa?

¿Para qué evaluamos nuestros proyectos? ¿Sólo para presentar bonitos informes, que nos dejen bien parados ante nuestros superiores, las agencias donantes o el organismo de gobierno que subvencionó la actividad? Solemos pasar largas semanas de trabajo evaluando nuestros proyectos, preparando informes, llenando planillas, auditando resultados. Seguramente ponemos todo nuestro esfuerzo y compromiso para que no nos quede detalle de la evaluación afuera. Pero, ¿qué pasa con nuestro compromiso con el proyecto en sí? ¿Y con las organizaciones y comunidades con las cuales trabajamos? ¿Ocupa este compromiso un lugar en nuestras preocupaciones en torno a la evaluación de un proyecto o programa?

El uso de una metodología de evaluación de proyectos y programas que implique compromiso con el cambio social requiere mucho más que un buen informe final. Los caminos que abre una evaluación de este tipo pueden ser múltiples, no siempre directos y es muy probable que encierren desafíos inesperados. Por ello, cuando utilizamos la metodología GEM creada para evaluar proyectos de tecnología de la información y la comunicación para el desarrollo con perspectiva de género, el compromiso por generar cambios en favor de la igualdad de oportunidades y la equidad de género se torna tangible.

Cada taller de capacitación en la metodología GEM es un espacio de aprendizaje valioso, donde lo principal es tener en cuenta las premisas de aprender para el cambio, aprender haciendo y considerar que las TIC pueden ser herramientas cuya apropiación y uso estratégico pueden aportar al cambio social, en especial a la superación de la discriminación de género en el uso de las TIC y al logro de relaciones justas entre mujeres y varones para una inclusión digital que resulte beneficiosa para las personas, grupos y comunidades involucradas.

Durante la semana del 17 al 21 de septiembre, 60 funcionarios y funcionarias de diversas áreas de gobierno, representantes de organismos internacionales y de la ONU, y miembros de redes y organizaciones sociales participaron en Santo Domingo de un taller de capacitación en la metodología GEM, con el apoyo y organización local de INDOTEL (Instituto Dominicano de Telecomunicaciones) y el CIPAF (Centro de Investigación para Acción Femenina). El desarrollo en República Dominicana de una política de democratización del acceso a las TIC a través de centros de conectividad comunitaria fue uno de los factores que impulsó esta iniciativa de capacitación, como también el creciente uso de las TIC en  proyectos y programas de desarrollo, tanto por parte de  unidades de gobierno como de agencias internacionales y organizaciones y grupos sociales.

Esta capacitación en el uso de la metodología GEM fue intensiva, muy práctica y dejó en manos de los y las participantes una guía concreta para la evaluación de sus propios proyectos con perspectiva de género, pero también la posibilidad de planificar los proyectos con esta perspectiva y utilizar la herramienta GEM para la sensibilización sobre las dimensiones de género de la sociedad de la información y del conocimiento y la necesidad de superar las barreras que todavía impiden una participación equitativa de mujeres y varones en el desarrollo y los beneficios que conlleva el uso de las TIC. Trabajar para el cambio social en materia de relaciones de género frente a la tecnología quedó como un desafío para cada participante del taller, con la certeza de que estos cambios son parte de procesos mayores que es importante iniciar en las organizaciones y comunidades.

“Esta metodología de “aprender haciendo” me resultó sumamente valiosa”, expresó una de las participantes del taller. “Poner en práctica los conceptos que íbamos aprendiendo en la planificación de un  proyecto de evaluación concreto me permitió ver que abrir espacios con perspectiva de equidad y de igualdad de género para la participación y la comunicación con el uso de las TIC puede dar lugar a procesos de cambio en la relación de varones y mujeres frente a la tecnología  y de crecimiento personal y comunitario”. 

GEM – Metodología de evaluación de género

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