Repensar las tecnologías. Soñar colectivamente en DWeb

El DWeb Camp fue un lugar para compartir preguntas, experiencias, preocupaciones y alegrías en torno a nuestra relación con las tecnologías digitales. Nos hablamos y escuchamos, bajo los enormes árboles de Camp Navarro, sobre sus raíces enredadas y entrelazadas. Durante casi una semana, personas con experiencias diversas tuvimos la oportunidad y el privilegio de darnos el tiempo y el espacio para reunirnos y tejer ideas hacia la descentralización de Internet. 

Participantes como nosotras tuvimos la oportunidad de unirnos desde nuestras diferentes latitudes, aportando reflexiones y experiencias que parten de los diversos territorios que habitamos y con los que colaboramos. La mayoría de ellas están relacionadas con procesos de lo que llamamos redes comunitarias: se trata de procesos donde comunidades locales diseñan, despliegan, implementan, cuidan y sostienen redes de telecomunicaciones en sus territorios, a través de sus propios procesos de toma de decisiones. 

Nosotras, Dana (integrante de Colnodo en Colombia) y María (integrante de Redes A.C. en México), llegamos con un grupo procedente de Latinoamérica con el compromiso de compartir algunos de los aprendizajes que son parte los proyectos en los que participamos. Dispuestas a escuchar activamente y traer de vuelta a nuestros lugares todo lo que pudiéramos aprender de otras experiencias, tales como herramientas de código abierto p2p co-creadas para comunidades de primera línea que defienden sus territorios, cooperativas lideradas por mujeres, cooperativas de música, revistas descentralizadas que luchan por el procomún digital, herramientas para preservar y compartir registros culturales y narrativas de manera segura, redes en malla de contenido local, desarrollo de hardware libre, proyectos de localización, creadoras de sitios web colaborativos que apoyan a activistas trans-feministas, por nombrar algunos. 

Entre el continuo intercambio de reflexiones e ideas, descubrimos cómo en el llamado Norte global existe un movimiento progresista por la descentralización de internet que se   enfoca mayoritariamente en dotar de autonomía a las personas usuarias con el uso y desarrollo de protocolos como los de blockchain, criptomonedas o aplicaciones P2P. Muchas de las cuales se posicionan en contra de las grandes empresas de telecomunicaciones y plataformas digitales que centralizan la información y los mecanismos de vigilancia. También encontramos que nuestra visión desde el llamado Sur global (informada por nuestras experiencias, y colaboraciones con redes comunitarias y medios comunitarios en América Latina) puede ampliar estas discusiones. Basándonos sobre todo en los procesos de toma de decisiones en el diseño e implementación de tecnologías, pensamos en el centro la participación de las comunidades rurales, indígenas y periurbanas, teniendo en cuenta las necesidades locales, las luchas y las reivindicaciones políticas.

Repensando las tecnologías

A lo largo de este intercambio de experiencias, junto con Kemly Camacho de Sulá Batsú, planificamos y facilitamos un taller con la intención de compartir la propuesta metodológica como resultado de aprendizajes sistematizados de diversos proyectos comunitarios. La mayoría de ellos, de la mano de los pueblos Indígenas y sus largos caminos de autodeterminación y autonomía que nos recuerdan otras formas de vivir en relación unas con otras y con la tierra que habitamos. Procesos que demuestran que la tecnología no es neutral, sino política, y muestran la relevancia de los procesos locales de toma de decisiones.

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Esta propuesta metodológica (abierta a alimentarla y adaptarla continuamente) se centra en la creencia de que necesitamos alejarnos de la tecnología antes de comprometernos con un proyecto local de medios de comunicación o conectividad, y en la importancia de hacerlo en los propios términos de las personas, en lenguajes locales. Sugerimos, en primer lugar, identificar nuestros sueños compartidos, a partir de ahí diseñar una estrategia de comunicación que apoye esos sueños, y después, encontrar qué tecnología responde (¡o si responde!) a esas necesidades y sueños  propios. Durante dos horas, abrimos una conversación con personas que asistieron desde Brasil, Australia, Aotearoa, Berlín y diferentes lugares de Estados Unidos para hablar de estos caminos y reflexionar juntas. No sobre tecnologías, sino sobre nuestra relación con ellas y los pasos que nos parece pertinente dar si queremos darles forma y utilizarlas para un bien común.  

Esta puesta en común se convirtió en un círculo en el que hablamos sobre los retos de la sostenibilidad, las preocupaciones que tenemos las personas al acercarnos a las tecnologías digitales, las diferentes pedagogías que se ponen en práctica para debatir cuestiones técnicas y organizativas, o los procesos de toma de decisiones sobre la creación de contenidos. También, sobre las diferentes formas en que el poder de las personas y las comunidades participan en el diseño, construcción y cuidado de sus propias estrategias tecnológicas, para caminar sus sueños y fortalecer procesos educativos, económicos y culturales con y por la autonomía.

Como ya mencionamos, uno de los primeros pasos que hemos aprendido a dar es hablar de nuestros sueños. Estos muchas veces se dibujan o se nombran como una comunidad con sueños compartidos en un territorio específico. Nosotras, ahí sentadas, nos imaginamos como una comunidad de personas reunidas en el Dweb que podían soñar juntas. Todas compartimos y escuchamos, mientras documentamos nuestras ideas en el siguiente texto que luego bautizamos como Manifiesto de nuestros sueños:

"Estamos aquí porque nos importa. Estamos aquí para descentralizar el poder, para entender las necesidades y los deseos de las comunidades. ¿Por qué nos importa? No queremos que todo el poder esté en manos de un par de corporaciones en Estados Unidos. Queremos que la gente tenga capacidad de decisión. Queremos que se trate más de descentralización, más de lo social que de lo tecnológico. Soñamos con crear otra internet. No sólo hacer protocolos, sino mirarnos a los ojos. Somos internet y tenemos que construirlo desde ahí. Podemos hacer muchas cosas. Esto no es suficiente; necesitamos otra cosa. La descentralización es el objetivo, pero primero necesitamos descolonizarnos. Se trata de esforzarnos. Sea cual sea nuestra lengua, sea cual sea su lengua. Queremos tener un espacio compartido, es difícil encontrar la conexión tanto como la necesitamos, así que soñamos con crear los lugares y los canales para que conectarnos, de una forma que nos ilusione vivir. Soñamos con que todas las personas puedan continuar los procesos en sus territorios, soñamos con la autonomía. Queremos hacerlo en y con nuestras propias comunidades. Soñamos con redes de conocimiento por y para las comunidades. Soñamos con no más facebook, y todas esas GAFAS. Soñamos con un trabajo justo para todas las personas. Soñamos con un desarrollo local y autónomo, basado en el conocimiento y la sabiduría locales."

Volvimos a nuestros lugares con una red de relaciones ampliada. Esta red nos recuerda que somos muchas las personas que pensamos y trabajamos por otro tipo de relaciones y proyectos donde la conectividad no sea un fin en sí mismo sino una herramienta para procesos que buscan la colectividad, la unión y el cuidado. Creemos que este Manifiesto es un recordatorio de esa red, y de las posibilidades  de caminar juntas hacia esos sueños. También, una responsabilidad para seguir luchando por ellos, a través de la reflexión y la acción. 

También volvimos con preguntas que siguen presentes en nuestras conversaciones y que nos parece relevante compartir aquí.  ¿Cómo sonaría esta conversación si incluyera esas voces tan diversas como los territorios de Abya Yala? ¿Y del mundo? ¿Cómo suena en lenguas que no son tan coloniales como el inglés o el español? ¿Cómo cuidamos esa línea que se interpone entre la descentralización en torno a la tecnología de la Web 3.0, con una centrada en las relaciones y los procesos? ¿Una que reconozca los diferentes contextos en los que nos relacionamos con la tecnología?

La descolonización no es una metáfora, nos recuerdan Eve Tuck y K. Yang. Tampoco lo es la descentralización de esta conversación, ni la descentralización de la web. ¿Cómo podemos entonces ampliar esta conversación?

Gracias a Kemly, Micah, Hiure, Alice, Ben, Ian, Ying Tong, Cel, Sebh, Ngoc por compartir esta sesión con nosotras.

Photos: Brad Shirawaka/DWeb

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