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¿Cómo abordar el problema de los residuos electrónicos con propuestas estratégicas que ayuden a reducir la brecha digital y garanticen la inclusión social? Esta es una de las áreas en las que se centra la organización Nodo TAU, que desde su fundación en 1995 trabaja por la inclusión digital y cuyo último proyecto apunta a mejorar procesos de reutilización y reciclaje de equipos informáticos.


“Para nuestro trabajo es fundamental revisar y sistematizar los procesos. Cómo ordenamos las tareas, cómo se relacionan las áreas de trabajo, cómo interactuamos con el sector privado y con empresas donantes, cómo nos acercamos a las comunidades... Necesitamos priorizar estos aspectos para mejorar el desempeño en la Planta, coordinar las diferentes áreas y mejorar la interacción con los actores con quienes trabajamos”.

Estas son las palabras de Eduardo Rodríguez, cofundador de Nodo TAU, asociación civil sin fines de lucro dedicada a facilitar el acceso a las TIC de organizaciones comunitarias en Argentina (organizaciones barriales, eclesiales, de género, ambientales, cooperativas). De esta necesidad que expresa Rodríguez surgió el proyecto “Sistematización de procesos de reutilización y reciclaje en la planta de Nodo TAU”, que contó con el apoyo de un subsidio de APC.

“El proyecto nos permitió revisar los procesos de las diferentes áreas de reciclado y de reparación, algo fundamental para coordinar, analizar y mejorar”, explicó Eduardo Rodríguez. “También abordamos la realidad de las empresas que entregan sus equipos para ser tratados y comprender sus posibles motivaciones para donar equipos que puedan ser reutilizados”.  Añadió que la experiencia de este proyecto "fue muy positiva porque nos permitió retomar trabajos que teníamos iniciados y para los que precisamos encontrar el tiempo y los recursos, como la estandarización de los procesos, la revisión de las interacciones, tanto al interior de la Planta como con las empresas del Polo - para conocer su motivación y validar nuevas estrategias. Este proyecto nos permitió hacer foco en esos aspectos para los que no encontrábamos el tiempo y que eran muy necesarios tanto para Nodo TAU como para la Planta”.

Estos aspectos se vinculan íntimamente con la sustentabilidad del proyecto, dimensión que Nodo TAU prioriza, más aún si lo que está en juego es la inserción laboral de un grupo de jóvenes de barrios populares de la ciudad de Rosario. Hoy la Planta es gestionada por una cooperativa integrada por jóvenes que trabajan en ella desde sus inicios. Uno de ellos, Elias Rodríguez, que hoy preside la cooperativa, señaló que la sistematización de los procesos de trabajo desarrolladas en el marco de este proyecto “nos ayudó a organizar las tareas, a identificar y precisar lo que hace cada área. Todos conocemos el trabajo pero revisarlo, graficarlo, esquematizar nos permitió repensar, aclarar y visualizar aspectos como de dónde vienen y a dónde van los productos, mejorar la relación y coordinación entre las áreas de reciclado y de reacondicionado o definir estrategias para evaluar los equipos que pueden servir a una segunda vida útil”.

Elías también señala el desafío que supuso identificar la existencia de “cuellos de botella” en la dinámica de la Planta: "Lo tenemos en el área de desarmado. Contamos con una infraestructura chica que a veces no alcanza a atender todo el material que ingresa. Analizamos que para eso nos ayudaría alguna maquinaria que hiciera más fluida y mejor la dinámica de trabajo. Es muy importante contar con este tipo de análisis y definiciones”.

Sostenibilidad ambiental e inclusión social 

Nodo TAU parte de definir el emprendimiento como promotor de la economía circular y de su triple impacto: ambiental, económico y social. Este último aspecto entronca con las estrategias de inserción laboral juvenil y de reducción de la brecha digital. Desde este punto de partida, la recuperación de equipos para su reutilización cobra importancia estratégica. 

“Esto no solo evita que una vez en desuso se descarten junto con residuos comunes, produciendo contaminación del suelo, el agua y el aire, sino que también disminuye el consumo de nuevos equipos. Se reduce así la extracción de recursos naturales”, apuntó Federico Lazcano, integrante de Nodo TAU también comprometido con este proyecto. 

Partiendo de estas definiciones y realidades, el proyecto puso el foco en los distintos agentes involucrados, en particular en el ámbito del sector privado. “Las empresas son generadoras de una mayor cantidad de equipos en desuso. Tienen una responsabilidad, y hay un gran potencial de sus equipos en desuso para nuevos usos sociales”, añadió Lazcano. De allí la estrategia sumada al proyecto de analizar las motivaciones de las empresas en comprometerse en la donación.

Cerrando la brecha de género

En el contexto de estos usos que fomenten la justicia y sostenibilidad, las consideraciones de género ocupan un lugar central. “En las comunidades con las que trabajamos, la composición de género está en torno a un cincuenta por ciento, siendo en su mayoría mujeres las que sostienen el trabajo de las comunidades. En la Planta, la cooperativa está integrada por mayoría de varones, persistiendo aquí la tendencia de que son en su mayoría varones quienes se vuelcan a las tareas tecnológicas”, señaló Florencia Roveri, integrante de Nodo TAU, que destaca la experiencia cooperativa de tratamiento de cartuchos de impresión en desuso, integrada exclusivamente por mujeres víctimas de violencia.

En cuanto a las empresas con las que colabora el proyecto, “también son mayoría varones los referentes de las empresas. Sin embargo, la referencia institucional en la coordinación y referencia del programa Comunidades Digitales, programa que compartimos con el estado municipal y con el Polo de empresas locales, es una mujer, que ha sido fundamental en una de las consultas realizadas en el marco del proyecto”, señaló Roveri.

Colaboración entre miembros y regiones

Para este trabajo, Nodo TAU contó con la colaboración de Pangea, miembro de APC en Barcelona con amplia experiencia en la promoción de iniciativas de reutilización y reciclaje, como eReuse.org o la Guía sobre la economía circular de los dispositivos digitales.

“Este proyecto nos permitió alimentar la colaboración con Pangea respecto de las cuestiones de la reutilización y del reciclado y de la organización del trabajo. Ya habíamos compartido otras instancias de encuentro e intercambio, pero en el marco de este proyecto pudimos darle una continuidad en reuniones semanales en las que el intercambio fue muy productivo”, señaló Roveri. “Nos parecía muy importante, y es algo que desde APC se fomenta, el intercambiar experiencias con una organización con amplia trayectoria en otra región, ver qué procesos son replicables y cuáles no, qué adecuaciones se requieren… Han sido muy valiosas, por ejemplo, las ideas de mejoras en las herramientas informáticas de soporte a los procesos de reacondicionado”, añadió.

Otro de los frutos del trabajo conjunto gira en torno al uso de la metodología Canvas de triple capa, que ayuda a innovar en propuestas de modelos sostenibles. “También hubo una puesta en común de recursos de investigación participativa, convenios modelo para diferentes situaciones de la gestión de equipos y un calculador del impacto ambiental del reuso de equipos”, señaló Roveri.

Esta línea de proyectos promovió también encuentros con otros miembros de la red APC, como la participación del proyecto sobre género de Sulá Batsú (Costa Rica), o una serie de charlas convocadas por Citad (Nigeria). “Esto promueve un sentido de comunidad e intercambio muy positivos. Las miradas, preocupaciones y problemáticas difieren en relación a los contextos, pero todos partimos de una problematización y un horizonte común”, añadió.

Este artículo es una versión de la información que compartió Nodo TAU como parte del proyecto “Sistematización de procesos de reutilización y reciclaje en la planta de Nodo TAU” para la columna Sembrando cambios, que presenta las experiencias de miembros y socios de APC que recibieron fondos a través de proyectos e iniciativas de APC. 

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