Asumimos que el software libre beneficia a todos de igual forma. Pero, ¿es esto así?

El software libre tiene el potencial de cambiar la forma en que las mujeres se vinculan a las TIC, haciendo posible un mayor control sobre las herramientas que éstas usan. Como usuarias, las mujeres tendrán la libertad frente a las tarifas excesivas de las licencias y la oportunidad de influir el desarrollo de software para que éste se amolde a sus necesidades. Como desarrolladoras, el principio abierto que subyace al software libre alienta un ambiente de mayor colaboración, en el cual las mujeres pueden alcanzar una mayor libertad para crear aplicaciones y soluciones. Sin embargo, hasta que las mujeres sean reconocidas como socios, usuarios y desarrolladores igualitarios de software libre, estos potenciales continuarán aletargados.


El software libre es algo bueno. Esto es un “hecho comprobado” que difícilmente puede ser debatido en la actualidad en los círculos de desarrollo. El software libre suministra soluciones asequibles y sostenibles para las necesidades de distintos sectores de la información y la comunicación, particularmente aquellos en países “en vías de desarrollo” donde la mayoría de las personas y organizaciones no pueden solventar las elevadas tarifas de licencia que vienen enrabadas al software de dominio privado.


En el núcleo del software libre se encuentra un noble principio: porque abre el código fuente de las aplicaciones, los individuos tienen la libertad de modificar y mejorar el software para que se adapte mejor a sus necesidades y realidades. El ambiente de software libre posibilita el libre y democrático desarrollo y diseño de software. Por lo tanto, es de manera inherente un marco más empoderador que el de desarrollo de dominio privado.


Tanto los gobiernos como el sector privado están cada vez más al tanto de los beneficios del software libre. En Indonesia, el gobierno ha dado inicio al proyecto “Indonesia se embarca en la fuente abierta “ (IGOS) a fin de promover el uso de software libre a nivel nacional, primariamente con la migración a software libre del gobierno [1] y a través de proyectos que habrán de alentar el desarrollo de software libre en el país.


El investigador taiwanés Yuwei Lin ha argumentado recientemente que el software libre, o el software libre y de fuente abierta, ha modificado de forma drástica el modo en que el software es “producido, distribuido, apoyado y utilizado”.


En tanto las Filipinas y Malasia carecen ambas de una Política de Fuente Abierta, agencias de gobierno de los dos países vienen simpatizando cada vez más con el uso generalizado de software libre. Kuala Lumpur hizo público el Plan Maestro de Fuente Abierta para el Sector Público en 2004 y, desde entonces, la Administración de Planeamiento, Modernización y Administración Malaya (MAMPU) se ha puesto a la cabeza en la estrategia de software libre en el sector público, se ha vuelto más agresiva en la promoción del uso de software libre en organismos y agencias del Estado [2].


La Comisión Filipina sobre Tecnologías de la Información y Comunicación (CICT) ha emprendido proyectos con base de TIC que utilizan Software Libre [3] y se ha vuelto más activa en la promoción del uso de software libre en el gobierno (ver también: Open Source in Government Gaining Momentum [4]).


Todos estos son grandiosos planes para incrementar el uso de software libre en el nivel nacional y, por lo tanto, de maximizar los beneficios que pueden ser obtenidos con el software libre. Pero ni una sola vez las palabras género y mujeres han sido utilizadas. Ninguno de estos planes o programas ha tomado temas existentes o potenciales de género en la promoción generalizada y uso de software libre.


El supuesto subyacente, por supuesto, es que el software libre incluye y beneficia a todos por igual. Pero, ¿es esto así?


La experiencia nos muestra que no lo es.


En países, lugares y espacios en los cuales hay comunidades de software libre saludables y robustas es bien claro que el de software libre es un ambiente dominado por el varón.


La monografía de Yuwei Lin, “Inclusion, Diversity and Gender Equality: Gender Dimensions of Free / Libre Open Source Software Development” (Inclusión, diversidad e igualdad de género: dimensiones de género en el desarrollo del software libre) [5] establece que, para 2002, sólo el 1% de los desarrolladores de software libre eran mujeres.


Para agosto de 2005, en la convención O’Reilly de Fuente Abieta (OSCON), desarrollada en Oregon, Estados Unidos, esta cifra fue actualizada al 2%. Un incremento del 100% desde 2002, ¡pero todavía una cifra muy pequeña!


Los “países en vías de desarrollo” no necesitan ver más allá de sus LUGs (Grupos de Usuarios de Linux), GLUGs (Grupos de Usuarios de Linux/GNU), FSUGs (Grupos de Usuarios de software libre) o BUGs (Grupos de usuarios de BSD) para confirmar la baja participación de las mujeres en el software libre. Esto puede ser contrastado con la participación de las mujeres en el uso y desarrollo de software de dominio privado — donde el 25% de quienes desarrollan el software son mujeres.


Es imprescindible que cualquier plan o iniciativa para promover e incrementar el uso de software libre –sea gubernamental, del sector privado o la sociedad civil – mire de cerca las razones por las cuales tan pocas mujeres lo estén usando y participando de las comunidades de software libre existentes.


Más aún, las razones para tan baja participación de mujeres en el software libre deben ser abordadas. Sólo entonces estará en condiciones el software libre de incluir y beneficiar a todos.


La “Softwareliberosofía” de políticas de género:


¿Porqué no andan en el software libre las mujeres?


Hay carencia de investigación abarcadora respecto a las dimensiones de género de software libre. Actualmente, FLOSS Pols [6] está tratando de conducir una investigación sobre esto cuyos resultados serán divulgados para finales de febrero de 2006. Hasta que esto emerja, tenemos que confiar en historias, diatribes y anécdotas de blogs, grupos de discusión y listas de correo para tener un mejor entendimiento de la baja participación en y uso de software libre por parte de las mujeres.


La OSCON (Conferencia de Fuente Abierta, por sus siglas en inglés) de Oregon contó con un panel sobre “Mujeres y Fuente Abierta” el 5 de agosto de 2005, que presentó a destacadas mujeres en el desarrollo de software libre, como Danese Cooper (Intel y la Iniciativa de Software Libre), Mitchell Baker (Fundación Mozilla), Zaheda Bohrat (Programas de Software Libre de Google) y Allison Randall (Fundación Perl). El panel brindó una muy necesaria exposición de las razones para la falta de mujeres en el software libre y desafió a la comunidad de software libre para que tomara con más seriedad este tema.


Ver: Where are All the Women in Open Source? (New Diva Blog) [7]; Ted Leung Blog [8]; Getting In Touch with the Feminine Side of Open Source, a Newsforge feature article [9]; the TechWorld article Geeks Want Women [10] y Women in Open Source (Piers Cawley’s blog) [11].


Las razones esgrimidas para la carencia de mujeres en las comunidades de software libre, particularmente en las comunidades de desarrollo, abarcan desde el sexismo y chauvinismo que desalienta la participación de mujeres en los proyectos y comunidades de software libre, hasta diferencias en las prioridades vitales con respecto a lo laboral entre hombres y mujeres, particularmente en lo atinente a equilibrar el trabajo con la vida personal. Basándose en los informes escritos sobre el panel, las mujeres compartieron aquellas cosas que debían realizar para resolver prioridades conflictivas: el tiempo requerido para involucrarse con el software libre y la necesidad de atender tanto a sus familias como sus vidas personales.


Estas razones encuentran sostén en relatos de varios blogs y grupos de discusión vinculados con software libre en los cuales las mujeres y algunos hombres se quejan de la conducta de los éstos con respecto a aquellas. Una de las razones más citadas de por qué las mujeres se ven desalentadas de participar en comunidades de software libre es el evidente sexismo con el que se topan, según se discute en el blog de Piers Cawley.


El sexismo abarca desde el intento, por parte de los hombres, de alcanzar relaciones románticas con las mujeres, hasta actitudes y respuestas chauvinistas de los varones toda vez que las mujeres hacen preguntas. Una mujer desarrolladora señaló que los miembros de la comunidad de software libre tendían a asumir que su novio, también un activo miembro de la comunidad, era la persona que en realidad estaba escribiendo el código. Ver [12] y [13]


La monografía de Val Helson “How to Encourage Women in Linux” (Cómo alentar a las mujeres con Linux) [14] subraya experiencias desmoralizadoras para las mujeres en LUG (Grupos de Usuarios de Linux, también llamados GNU/Linux User Groups o GLUGs) que quisieran tener una más activa participación (al punto de empujar a algunas de ellas a abandonar estas comunidades). El trabajo hace un listado de lo que los varones, en un ambiente dominado por hombres, deben hacer para que las mujeres se involucren más en las comunidades de software libre.


No todas las comunidades de software libre están plagadas de chauvinistas que dificultan la participación de mujeres. En los espacios y comunidades de software libre más activos, se alienta la participación de las mujeres, al tiempo que se asume como una tópica importante la interrogación de asuntos de género en software libre.


Esto, ciertamente, no significa, como se señaló más arriba, que haya igualdad numérica en lo concerniente a la participación de mujeres, o que no exista una división de roles basada en el género en los proyectos e iniciativas. Esto significa que la conducta de los hombres hacia las mujeres en las comunidades de software libre no da completa cuenta de la falta de participación en y uso de software libre por parte de éstas.


Por lo tanto, si no se trata sólo de sexismo en las comunidades de software libre, ¿qué es, entonces, lo que mantiene alejadas del software libre a las mujeres?


La idea de que el software libre pueda tener un efecto desempoderador sobre las mujeres debe ser confrontada, a fin de responder la cuestión.


Hasta hace bien poco, los defensores del software libre se habían centrado en el código – su libertad, autorización de uso, desarrollo y modificación. Basándose en esto, el software libre no quiere decir casi nada – aparte de un concepto muy políticamente correcto y filosóficamente sano – si uno es incapaz de hacer nada con el código, o incluso de comprenderlo.


Son los desarrolladores de software quienes aprecian en plenitud lo que quiere decir “software libre” debido a que son ellos quienes pueden juguetear con él. La dicotomía y jerarquía entre desarrollador y usuario es, desde este ángulo, muy cruda – como cruda es la división entre desarrolladores de software de dominio privado y usuarios. Y muy desempoderadora, si uno llega a caer bajo la categoría “usuario”.


Dadas las tendencias actuales en desarrollo de computación y software, es lógico asumir que las mujeres habrán de encontrarse a sí mismas en la categoría “usuario” de software libre – muy parecido a cómo se encuentran “usuarias” y consumidoras en los ambientes de software de dominio privado. Si el software libre no ofrece un cambio significativo en el lugar y papel de la mujer en la “jerarquía del software”, ¿porqué deberían ellas optar por el software libre?


El problema se ve agravado por el tiempo requerido para involucrase con el software libre y sus comunidades, particularmente en relación con los roles basados en género asignados a las mujeres. “El compromiso con el software libre exige muchísimo tiempo libre. Una mujer, usualmente, carece de ese lujo debido a las obligaciones domésticas y familiares que recaen sobre ella. Hemos notado que éste puede ser particularmente el caso en el contexto asiático” (tomado de la Declaración Género & Software Libre, Fuente Asiática, enero 28- febrero 4, 2005, Bangalore, India).


Ávidos desarrolladores y usuarios de software libre han tenido que dedicar un montón de tiempo para capacitarse en el entendimiento y utilización de software libre. En la mayoría de los casos, esto implica familiarizarse uno mismo con el ambiente, basado en Unix, de software libre, luego de años de venir utilizando sistemas de dominio privado con soporte Windows. Dado que las vidas de las mujeres son diferentes, en forma significativa, de las de los hombres, basadas en roles de género y estereotipos socialmente aceptados –y reforzados-, las mujeres, sencillamente, no disponen de mucho tiempo para dedicar al aprendizaje del software libre.


Esto es exacerbado, además, por la falta de oportunidades para que las mujeres aprendan cómo usar el software libre. Si bien algunas organizaciones utilizan un acercamiento proactivo para asegurar la participación de mujeres en el adiestramiento de software libre, y existen algunos eventos liderados por mujeres de software libre (como el Festival Tecnológico Ecléctico o el Campamento de Software Libre dirigido por Women’sNet en Sudáfrica), hay lugar para más iniciativas de capacitación en software libre centradas en, y lideradas por, mujeres. Estos encuentros para que las mujeres aprendan sobre software libre deben ser sobrecodificadas (hard-coded) en cualquier plan.


Entonces, ¿porqué deberían andar con software libre las mujeres?


¿Qué pueden esperar ganar las mujeres si utilizan software libre? Dados todos los desafíos que confrontan al asumir el software libre (como usuarias, como desarrolladoras, como miembros de una comunidad), ¿vale la pena el software libre?


La vale.


Más allá de los beneficios prácticos y económicos de utilizar software libre – la libertad respecto a los costos excesivos de licencia y al uso de software “pirateado”-, el software libre ofrece un paradigma alternativo al desarrollo y uso de software.


En tanto “usuarias”, las mujeres tendrán la oportunidad de influir en el desarrollo de software a fin de que se amolde a sus necesidades. Los desarrolladores de software libre reciben sus consejos de las comunidades de usuarios a través de foros en línea en los cuales a los usuarios les es dado informar de errores y pedir nuevas características y funcionalidades.


Dada la naturaleza del desarrollo de software libre, por el cual los entusiastas, y quienes lo toman como pasatiempo, pueden libremente tanto modificar el código como compartir aplicaciones y extensiones, se hace mucho más sencillo, para los “usuarios”, encontrar soluciones a sus necesidades. El software libre provee opciones de software para distintos tipos de aplicaciones. Suministra elección.


En tanto desarrolladoras, el principio que subyace al software libre (estándares abiertos, contenido abierto) es tal que alienta un ambiente más colaborativo, en el cual las desarrolladoras pueden descubrir una mayor libertad para crear aplicaciones y soluciones.


En tanto miembros de la comunidad de software libre, las mujeres podrán encontrar otras mujeres, a través de diversos grupos de usuarias (como Linuxchix, Debianwomen, Ubuntuwomen). Estas comunidades de usuarias de software libre generalmente suministran apoyo en línea para las mujeres en varios estadios de la utilización de software libre (usuarias principiantes, intermedias, avanzadas; desarrolladoras).


El software libre tiene el potencial de cambiar la forma en que las mujeres se relacionan con las TIC, permitiéndoles un mayor control sobre las herramientas que utilizan.


Pero todos estos son beneficios potenciales. Hasta que las mujeres no sean reconocidas como socias, colaboradoras, contribuyentes, usuarias y desarrolladoras igualitarias de software libre, estos potenciales continuarán en su letargo. O, cuando más, un privilegio disfrutado apenas por un puñado de mujeres.


Esta la razón por la cual las mujeres deberían andar con software libre. Cada mujer que irrumpe a través de las paredes de vidrio de la comunidad de software libre, que sostiene su reclamo en este ambiente, que se involucra en los debates, es una mujer que ayuda a inclinar la balanza hacia el/los movimiento/s y tecnología/s de software libre que reconocen y abordan las necesidades y realidades de las mujeres — tecnología que sí trabaja para las mujeres.


Entonces, ¿por qué piensas que las mujeres deberían andar con software libre? Y, si el software libre es tan genial, ¿cómo podemos hacer para hacer que las mujeres se involucren más?


1 http://www.igos.web.id/english/english.htm


2 http://www.zdnetasia.com/insight/specialreports/0,39044853,39230757-3,00…


3 http://www.unescap.org/icstd/events/documents/egm_km/Philippines.doc


4 http://www.itnetcentral.com/computerworld/article.asp?id=14990&leveli=0&…


5 http://www.genderit.org/en/index.shtml?w=r&x=91400


6 http://flosspols.org/index.php


7 http://danesecooper.blogs.com/divablog/2005/08/catchuposcon_li.html


8 http://www.sauria.com/blog/2005/08/05


9 http://http://www.newsforge.com/article.pl?sid=05/08/08/1449259&from=rss


10 http://www.techworld.com/applications/news/index.cfm?NewsID=4182


11 http://www.bofh.org.uk/articles/2005/11/02/women-in-open-source


12 http://www.bofh.org.uk/articles/2005/11/02/women-in-open-source


13 http://www.linuxformat.co.uk/index.php?name=PNphpBB2&file=viewtopic&t=2015


14 http://www.faqs.org/docs/Linux-HOWTO/Encourage-Women-Linux-HOWTO.html




Autor: —- ()
Contacto:
Fuente: GenderIT
Fecha: 12/03/2006
Localidad:
Categoría: Mujeres e TIC



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